Siempre que Mercurio se une a Neptuno, nuestro pensamiento nada en la inmensidad del mar. Esto puede resultar placentero. Imagínate disfrutando de una mar en calma y tú dejándote acariciar por las olas que van y vienen. En ese momento nada te perturba, todo es divino. Flotas y te dejas llevar y entonces la intuición comienza a hablarte. Recibes mensajes que aclaran posibles dudas, comienza eso que es crucial en la vida, comienzas a trascender. Cuando sales del mar, lo haces sonriendo y es que has vivido un proceso de sanación que no te esperabas.
Ahora vamos al pez que nada a contracorriente. Vas al mar a darte un baño pero lo miras y ves que está revuelto. Te sitúas en la orilla y piensas seriamente si entrar al agua, las olas cuando vienen hacia ti no te dan confianza. Decides entrar, necesitas que el agua roce tu piel pero en lugar de sentir la sal en tu boca, con una ola cabreada sientes la arenilla que entremezclada con esa sal, te hace escupir con gesto de asco. Cuando sales del mar, sientes que lo que has tenido ha sido una pelea innecesaria y es que la mente te ha estado continuamente previniendo de que hasta el mar te podía llevar hacia direcciones no deseadas.
La inmensidad emocional se comporta igual. Si te rodeas de personas que ofrecen confianza porque vibran en alta frecuencia, tú estás tranquilo. Pueden tener sus avatares como todo el mundo pero su sonrisa calma cualquier mal estar que pueda surgir. La seguridad es palpable y la ilusión cada vez que os veis hace sanar cualquier problema que aparezca. Esa especie de entendimiento muchas veces con la mirada hace no necesitar ninguna palabra. Sencillamente, todo está bien.
Si por el contrario, te rodeas de personas que no saben calmar sus ansiedades porque el miedo les cubre hasta las orejas, lo que sientes es un agujero en el estómago aunque no los tengas cerca. Si te rodeas de personas que lo único que hacen es quejarse de lo mal que le va la vida y cuando te paras a pensar, lo que te viene a la cabeza es que realmente no se aman porque prefieren centrarse en lo negativo. Cuando te rodeas de personas que simplemente van a lo suyo sin pensar en ti en absoluto, lo que sienten es dolor porque duele y mucho no sentirte respetado … eres un trapo a su lado.
La toxicidad es algo común en nuestras relaciones. El miedo a perder a ciertas personas hacen comulgar con ruedas de molino que en lugar de satisfacer la vida, lo que hacen es mantenerte en un estado de dudas y confusiones.
El pasado 13 de marzo, con Luna Nueva en Piscis, sembramos una semilla en el ámbito del Amor Incondicional y con Venus allí tenía que ver con las relaciones sobre todo, las que nos proporcionarían un compromiso. Lo que deseábamos fue que esa planta creciera bella y para ello, fuimos conscientes de que hay que abonarla, cuidarla, hablarla, regarla en su justa medida. Según la sembramos la imaginación llevó a visualizar el fruto que daría y la sonrisa salía sin darnos cuenta. Hoy Mercurio se une junto a Neptuno en el mismo ámbito de grados en los que se dio la Luna Nueva.
Pues bien, esto trata de ser conscientes de que lo primero que hay que hacer es cuidarte a ti mismo, porque sin ti, no hay abono, cuidado, charla y riego que valga para esa relación. Después, ser consciente de que no hay personas tóxicas, lo que hay es falta de amor propio porque lo que estás haciendo es empeñarte en mantener a personas a tu lado que no saben valorar lo bueno que hay en ti provocando un cierto idealismo de que tarde o temprano cambiarán.
El tema va de que te preguntes: ¿Por qué esa persona actúa así? Si te haces esta pregunta, estarás activando el pensamiento hacia la comprensión y nada como la percepción de lo que realmente ocurre, para elevar consciencia y sanar.
Déjame decirte que sanar es saber despojarte de todo aquello que en lugar de curar, te enferma produciendo la desilusión a base de sufrimiento. Hoy daba los buenos días en redes sociales con una foto que dice: No es tóxico explicarle a alguien algo que te molesta o te hace mal. Tóxico es tener que soportar actitudes de mierda para no perder a una persona.
Para terminar digo: No hay personas tóxicas, el tóxico puedes serlo tú. Evítalo.